Valoro ahora más que nunca este trozo de tiempo donde coexistimos. Este ahora, que, también, es terminar con los nudos en la garganta y los ayeres que se me atragantaron. Me prometo no volver a devorar la vida, que ahora quiero saborear cada bocado. Volver ya no es el mismo volver... aunque me sigue pesando más el camino que los años.
viernes, 24 de diciembre de 2010
Volver ya no es el mismo "volver"...
Valoro ahora más que nunca este trozo de tiempo donde coexistimos. Este ahora, que, también, es terminar con los nudos en la garganta y los ayeres que se me atragantaron. Me prometo no volver a devorar la vida, que ahora quiero saborear cada bocado. Volver ya no es el mismo volver... aunque me sigue pesando más el camino que los años.
domingo, 28 de noviembre de 2010
La esencia del prefijo
martes, 27 de julio de 2010
...el proceso, el viaje, el trayecto...La vida.
A kilómetros de aquí suelo estar, es mi forma de vida. Me nombran a menudo la palabra "ausente" y no es tan correcto el término con el que me califican como ellos creen. Estoy aquí y ahí y allí, en algún lugar, existiendo entre una simbiosis perfecta entre mis fantasías, mis recuerdos y mis proyectos futuros (considerablemente realizables). Sueño despierta, mientras el resto piensa que me estoy perdiendo esta vida. Pero a mí eso me hace reír, pues vivo todas las que yo pueda llegar a imaginar. Cuando el dinero se acaba una nueva hucha comienza a rellenarse. Y hasta el próximo viaje, hasta el próximo atisbo de sueño realizable, me dedico a envolverme entre páginas y páginas de libros que esperan ser leídos y a los que, normalmente, yo también esperaba. ¿Qué busco? Supongo que ese algo que todo el mundo espera encontrar. No considero ese algo como un concepto generalizable, ese algo es ambiguo, es una prioridad personal, es la vislumbración de un reto o de una finalidad propia, una espera individual, un particular instante en letargo infinito... Si alcanzara a ver el final de un túnel nunca le encontraría el sentido a cruzarlo, pues nunca tendría curiosidad, ni me consumiría el miedo, ni me motivaría haber superado ese temor, ni me costaría caminar ni aprendería de cada mal paso... No disfrutaría de cada sensación que me produjese la vida si ya supiera cómo la voy a andar y dónde terminan mis pasos.
martes, 8 de junio de 2010
No sabríais andar en mis zapatos
Consciente de haber dejado a personas maravillosas por el camino. Segura de las huellas que he marcado y de quienes me abrazan por el día en que se cruzaron nuestras sendas. Me he salido en muchas ocasiones del camino trazado por las ansias de descubrir lo inexplorado. Me he perdido algunas veces, y también otras, he andado sin que ninguna huella me marcara el destino por delante de mis pasos. He llegado a saltarme tramos enteros, que me atrapan en una sonrisa triste ante pasajes que otras bocas caminantes narran, y que yo no he vivido. Orgullosa de no haberme detenido nunca ante un obstáculo y de haber aprendido a sacarle fuerzas al cansancio de repetidas caídas. Agradecida a cuantos me acompañan cuando necesito la seguridad que proporcionan sus pasos. Aún me miro las suelas de vez en cuando, temerosa de su aguante. No miro atrás ni mi vista se pierde hacia nuevos soles, cada paso es un presente reafirmándome a mi misma.
martes, 18 de mayo de 2010
Se me olvida tu voz. Sigo aprendiendo a encontrar la paz en tu silencio
También sé que ya no puedo cerrar los ojos y ver tu cara con claridad. Por eso llené cada uno de mis rincones con tus fotografías. Sé que se me ha olvidado tu voz y que ya no consigo hallarme sin escucharla. Y que me busco. Y que te busco en mí, en un esfuerzo constante por sentirte vivo.
...porque la mejor manera de honrar a quien ya NO ESTÁ es vivir... *ERES siempre conmigo*
domingo, 9 de mayo de 2010
¿cuántas preguntas pueden darme una misma respuesta?
¿cuántos cuentos incontables crean todos esos silencios?
jueves, 29 de abril de 2010
Ya lo dijo Lechowski: - mi cariño es metafórico
martes, 20 de abril de 2010
Omitir, mentir, engañar, fingir... Que deformen la realidad no es justo para nadie.
lunes, 12 de abril de 2010
Interiorizando acordes y tablaturas
En determinados contextos, un acorde también puede ser percibido como tal aunque no suenen todas sus notas, deduciendo el epicentro de nuestros huracanes. En torbellinos de movimiento que se tragan las monotonías y exhalan el poco arte que aún guardamos en cuadernos de pentagramas dentro de baúles polvorientos. Son como la vida, con sus teorías difuminadas en ondas de pasos de espectros. Cachos de una historia a la que le cuesta quedarse sostenida, que deambula hasta chocarse con las paredes, que en trauma es silencio o un maltrecho affaire, que cuando es desafiante siempre avanza hasta resguardarse en otra.
También hay instantes de ratos de díadas, que en simultaneidad conjugan un estado perfecto. Las últimas que escuché decían que nacemos, vivimos y morimos en una progresión de acordes.
jueves, 8 de abril de 2010
Llena tus pulmones de aire limpio de vez en cuando // Grita fuerte cuando lo necesites
Acción más acción. Acción que conlleva contracción. Acción que espera reacción.
Reaccionamos ante las acciones. Reaccionamos ante las circuntancias. Normalmente, reaccionamos.
Aunque, hay un vacio que no es rellenable. No basta sólo la intención, no tiene cabida la acción, ni siquiera tienen nada que ver las circunstancias. Es como el culillo de una botella de Cocacola disipada. Como la última rebanada de pan Bimbo que se queda sin acompañante. Como la típica calada del porro que te pasan diciéndote: -¡mátalo!, y lo que terminas matando es a tus papilas gustativas, que te gritan que preferirían el sabor de un chicle de clorofila. Como pensar que estás siendo cumplido en vez de calificarte de hipócrita. Como la entrada inoportuna de tu madre mientras te tiras a alguien en su cama. Como los típicos regalitos indeseables de tus suegros y tu cara de -¡para esto haberos comprado otro paquete de tabaco!, con su correspondiente -¡gracias! (sin más comentarios). Como los -¡Buenos días! que le dedicas a tus vecinas del 4º mientras critican "tus pintas" en el rellano. ¡Me haría fregonas con sus cabezas para todas las escaleras del bloque y con sus lenguas una escobilla del váter! Como romper la foto de tu ex y pegarla con celo después. Como un etcétera infinito. Sentimientos, cumplidos, situaciones y palabras; inútiles. Todos inútiles.
martes, 2 de febrero de 2010
Actualizando Reminiscencias
Nos miramos en el espejo siendo incapaces de reconocernos. Sólo ocurre algunos días. Cuando obviamos visible el cambio. Las étapas se suceden sin que tengamos miedo a la siguiente. Normalmente preferimos acelerarlas porque sólo se aprende de las pasadas, de las ya vividas, de las que podemos analizar un poco más de lejos. El presente nunca se puede vislumbrar con claridad, está demasiado vinculado con el mañana reciente, con un futuro inminente.
Ausentarnos, evadirnos, escaparnos, eludirnos... mirarnos desde fuera. Hallarnos.
martes, 19 de enero de 2010
Suicidio neuronal masivo / Perderás de todas formas
Si consigues ilusionarla, tardaré en aceptarlo.
Si consigues enamorarla... ¡eres un buen mentiroso!
Lo siento, cariño, pero ella ya no cree en los cuentos de hadas. Creció entre fantasmas fumando cáscaras de plátano, argumentándose entre caladas, reafirmándose entre carcajadas. Se le cayeron todos los mitos vivos, y a los muertos que idolatró los tiró de sus pedestales de dos soplidos. Quien la miró desde arriba le enseñó a subirse en la escalera. Quien se sintió humillado le enseñó a bajar un peldaño. Y desde el suelo siempre soñamos con el cielo, pero a partir de la segunda vez que subes a un avión terminas durmiendo en él y no mirando por la ventanilla.
Lo siento, cariño, pero ella ya no cree en la magia. lo primero en lo que se fija es en si tienes un As bajo la manga.
Lo siento, cariño, pero creo que terminará suicidándose en vez de pasarse la vida besando sapos.
[ella COMENZÓ el JUEGO - él OSÓ CREER que GANARÍA]
domingo, 17 de enero de 2010
ALLÍ, en la inexistencia. Pero lo fuimos...
domingo, 10 de enero de 2010
Los 83 pasos que hay entre la puerta del teatro y el escenario
Sin levantar la cabeza se desarrimó de la mesa circular de manera silenciosa, levantándose de la silla lentamente y devolviéndola a su primer estado de calma perpleja junto al círculo de madera con patas metálicas. Mientras cogía su abrigo azul del respaldo sus ojos profundos recorrieron por primera vez el habitáculo cruzándose a su mirada todas aquellas que cuando entraron espectantes ya la encontraron allí, y se habían sumado muchas a lo largo de lo que duró su taza hasta vaciarse. Aligeró de repente sus movimientos hasta abrocharse el abrigo, ponerse la bufanda, andar unos pasos y coger su paraguas transparente del paragüero gris con forma psicodélica. Vi como abría la puerta suspirando, quizá agonizante ante las tantas preguntas sin respuesta de los otros ojos. Al salir miró hacia ambos lados y al tiempo en que inició su marcha hacia la izquierda abrió el paraguas de botón.
El viento cerró la puerta de golpe dándome una bofetada a canela mezclada con flores silvestres y al instante se desvaneció el aroma. Miré instintivamente la mesa del fondo con la taza ya vacía, resultándome aún más triste que mientras ella la acercaba a sus labios sin mirarme, y del mismo modo recogí deprisa mis cosas y salí a la calle siguiendo su dirección. Abriéndome camino entre las masas de paraguas de colores, buscando un olor que ya se había encargado de borrar la lluvia. Pero yo seguía andando y andando, hasta que como un destello vi cientos de gotas resbalar por un paraguas transparente en la acera de en frente.
No había horizonte, sólo la verticalidad aplastante de su mirada hasta el suelo mientras caminaba. Los escaparates reflejaban su mejilla y parte de su melena negra carbón, brillando durante los segundos de sus tres o cuatro pasos ante los focos, en el cristal.
La seguí, hasta que su paso cerrando el paraguas se detuvo frente a la puerta del teatro un instante y al segundo la perdí de vista con el movimiento de las cortinillas de terciopelo rojas que daban al interior. Y sin motivo alguno empecé a contar: -Uno, dos, tres, cuatro...- No había nadie en la entrada, -Cinco, seis, siete... así que accedí sin problemas al interior, abrí la cortina asomando la cabeza, tampoco había nadie dentro, -Catorce...- y continué mientras me envolvía entre aquella sensación de grandiosidad, -Veintiséis...- asombrado por la gran bóveda, disfrutando de la inmensa soledad, hasta llegar a rozar con las yemas de mis dedos el filo del escenario, dónde tan sólo había un paraguas transparente sobre un charco, - ochenta y tres.-
Se abrieron entonces mis ojos ante las ocho y tres minutos que marcaba mi despertador. Quien sabe si mi sueño ha acabado o es ahora cuando empieza en realidad.
martes, 15 de diciembre de 2009
Sincerándome con el humo de mi cigarro entre ensayo y ensayo
O al menos, a mí no me lo pareció.
Pudriste mi ego.
Utilizaste mis sueños.
Enajenaste mi opinión.
Deshubicaste mis sentidos.
Estropeaste mi pasión.
Salpicaste mis ilusiones.
Sacudiste mi tristeza.
Optimizaste mi ira.
Dignificaste mi dolor.
Oscureciste mi razón.
Masificaste mi furia.
Inutilizaste mi coherencia.
Zaborreaste mi locura.
Avivaste mi odio.
Rasgaste mi sensatez.
Malditos tus suspiros.
Ignorantes mis oídos.
Memoricé el pasado destino
Unifiqué el daño sufrido
Noctambulé nuestro camino
Despertando al sueño frustado para
Obligar a mi trozo de latir cansado...a salir de tu infierno. (grito en mayúsculas magentas)
Pero era el humo de mi cigarro el que me escuchaba...
-"Contamina otra atmósfera. Desvanécete humo. Ojalá se desvanecieran igual de rápido estos recuerdos en mi memoria. Quiero olvidar los malos hábitos"-le dije.
Dejé el cigarro consumiéndose sólo...y volví a mi ensayo.
domingo, 13 de diciembre de 2009
Vestimentas que disfrazan el alma
Como un cuadro abstracto con pinceladas que sólo son comprensibles para el pintor. O esas notas de acordes tristes que únicamente sabe el músico a qué momento de su vida pertenecieron. Igual que los movimientos ininteligibles que encontraron su coherencia tan solo para la bailarina. No supe entender a qué tipo de emoción se debía la voz quebrada del cantante al pronunciar esa palabra. Ni el por qué de las formas, estructuras y materiales que eligió el arquitecto del edificio. No imagino a qué se debe el rostro de dolor de esa estatua esculpida en piedra...
Ese desconcierto y a la vez curiosidad ante lo que no logramos entender del mundo. Extrapolable a cualquier persona como tal, sin ser creador de ninguna obra. Aunque, igual de fiel la sensación.
Hay tantas cosas que no podemos conocer, que no podemos saber ni comprender de otras personas. Momentos que nunca podremos descubrir de alguien, y por tanto, que no podremos, disfrutar, en ocasiones, ni sufrirlos, en otras. ¿Por qué necesitamos tanto esa intimidad, ese lugar inaccesible, esa soledad? Ese mundo aparte que a veces es un instante y a veces un abismo cronológico.
Mis labios se curvan en un movimiento casi eufórico.
Sonrío porque lo entiendo, aunque haya aspectos en los que no sea posible empatizar. Yo también lo hago, porque todos "nos vestimos de algo". Eso facilita que nos etiqueten y nos clasifiquen. Incluso, que nos prejuzguen. Pero no importa si yo escribo y nadie entiende una palabra. Pues los que necesitamos expresarnos, que de una manera u otra somos todos, pretendemos proteger la parte íntima que nos separa del resto. Enmascaramos el alma. La maquillamos para que no se vean sus imperfecciones ni sus cicatrices. Hay tanto que sólo uno mismo puede sentir y comprender...Hay tantos tanto que sólo queremos compartir con nosotros mismos...
Me visto de incoherencias, porque finalmente, sólo son vestimentas que nos cubren para dejar que engañen nuestras apariencias.
jueves, 29 de octubre de 2009
escondidos detrás del telón
He visto las miradas del odio
y el culpable era el rencor.
He oído susurrar a las mentiras
y la culpable era la envidia.
He saboreado besos hipócritas
y el culpable era el despecho.
He olido las fragancias intolerantes
y la culpable era la apatía.
He tocado la piel del sufrimiento
y el culpable era el amor.
Todos somos actores. Aunque a veces ni tan siquiera somos los protagonistas de nuestra propia historia. Hay ocasiones en las que sólo tenemos un pequeño papel secundario. Otras, en las que llegamos a ser antagonistas de nosotros mismos. E incluso, están las situaciones en las que sólo formamos parte del decorado, cual si fuéramos cosas, objetos o materias palpables y contables. Vacíos de esencia, de sentidos, de estados, de sensaciones, de sentimientos... que sólo están pero no son.
Todos solemos tener una coraza, un escudo, una máscara... tenemos muchas pieles que capa sobre capa llegan a formar un carapazón duro como una roca que creemos que nos hace más fuertes y nos protege. ¿Ante qué? Pues de ese mundo teatro y otros actores con sus roles y sus mácaras.
Lo que escondemos debajo de tanta capa, que es igual que decir debajo de tanto miedo, es todo aquello que queremos cuidar y mantener intacto y a salvo, sin que se contamine de mentiras, de hipocresía, de orgullos, de victimismos, de falsedades, de trivialidades... Aquello que nos hace frágiles. Aquello que intentamos ocultarle al mundo para que nada ni nadie lo mate. Aquello que, en muy pocos momentos de la obra de la vida, arriesgamos mostrándolo a alguien. Quizá porque nos sentimos especiales, quizá porque éso es lo que nos hace especiales, quizá porque queremos hacerle especial. De cualquier forma, cuando lo arriesgamos y lo destrozan, la nueva máscara que creamos, para que salvaguarde ahora nuestro "yo aniquilado en proceso de cicatrización" (nuestra última piel desnuda), es cada vez más resistente, su material más denso, su erosión más difícil, su acceso al interior más complejo. La esencia de mi yo, más honda, más profunda, más especial. No quiero formar parte del reparto de este mundo teatro, pero tampoco cualquiera merece conocerme.