No es por quejarme simplemente, si ya se que sigo en la búsqueda de tiempos venideros pasados. No, no es una contradicción aunque pueda parecerlo. Lo digo yo que se que ya he radicalizado mi aspecto cientos de veces cada vez que el cuerpo me lo pedía, o mejor dicho, cada vez que la rebeldía de mi terraza neuronal lo exigía. Yo, que he probado las miles de formas de cortarme el pelo y lo he teñido en los colores más chillones, ¡como si el cabello gritara visualmente hablando!, y sigo de aquí para allá, entre músicos, filósofos de calle, dibujantes y boemios, y otros muchos que tan sólo creen serlo de lejos y callejean deambulando entre sueños que ni si quiera se atreven a soñar. Yo, que me gasto los ahorros de un año, cada año, en viajar, y que soy de las que vuelve con los bolsillos vacíos y la mochila llena de servilletas de sitios donde he estado. A mí que me apena volver más que irme. ¡Aunque la cámara se quede atrás en tantas ocasiones y no haya fotos! Me reitero,no es sólo por quejarme, porque al fin y al cabo, soy de esa gente con buena memoria fotográfica y esbozo sonrisas estando aquí que no pertenecen a este lugar. Cambio al ritmo al que se mueven las agujas del reloj, crezco sin mirarlo.
A kilómetros de aquí suelo estar, es mi forma de vida. Me nombran a menudo la palabra "ausente" y no es tan correcto el término con el que me califican como ellos creen. Estoy aquí y ahí y allí, en algún lugar, existiendo entre una simbiosis perfecta entre mis fantasías, mis recuerdos y mis proyectos futuros (considerablemente realizables). Sueño despierta, mientras el resto piensa que me estoy perdiendo esta vida. Pero a mí eso me hace reír, pues vivo todas las que yo pueda llegar a imaginar. Cuando el dinero se acaba una nueva hucha comienza a rellenarse. Y hasta el próximo viaje, hasta el próximo atisbo de sueño realizable, me dedico a envolverme entre páginas y páginas de libros que esperan ser leídos y a los que, normalmente, yo también esperaba. ¿Qué busco? Supongo que ese algo que todo el mundo espera encontrar. No considero ese algo como un concepto generalizable, ese algo es ambiguo, es una prioridad personal, es la vislumbración de un reto o de una finalidad propia, una espera individual, un particular instante en letargo infinito... Si alcanzara a ver el final de un túnel nunca le encontraría el sentido a cruzarlo, pues nunca tendría curiosidad, ni me consumiría el miedo, ni me motivaría haber superado ese temor, ni me costaría caminar ni aprendería de cada mal paso... No disfrutaría de cada sensación que me produjese la vida si ya supiera cómo la voy a andar y dónde terminan mis pasos.
martes, 27 de julio de 2010
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