jueves, 29 de abril de 2010

Ya lo dijo Lechowski: - mi cariño es metafórico



¿Ves cómo se consume? Es casi hipnotizador mirarlo.


Dicen que la vida pasa por delante de tus ojos como si fueran miles de fotogramas superpuestos a la velocidad de la luz cuando estás muriendo. No creo que sea tan diferente a este día de cada año.


Llena de estados y conjeturas iré llenando mi cabeza de objetivos nuevos, de proyectos que seguramente nunca se terminarán, pero que ahora mismo le dan un toque de ilusión a todo esto. Miro hacia los lados y me veo rodeada de gente, de buena gente, de esos a quienes sí que les importa que hoy no sea para mí un día cualquiera, como otros tantos. Ellos son de los que saben que yo soy de ese tipo de personas que odia que el calendario esté lleno de círculos rojos que marquen los días que deben ser especiales, igual que saben que en junio y en agosto yo siempre tengo abierta la página de mayo, aunque no sepan por qué. Pero, aún así, nunca se cansan de intentarlo. Será porque inevitablemente me hace sonreir el tener una mesa repleta de buena gente que quiere que hoy recuerde que están conmigo, que siguen ahí en cada paso que doy o cada vez que tropiezo, para facilitarme el camino con sonrisas soleadas o para reirse conmigo ironizando mi torpeza.

En cada rostro veo una sensación distinta, pues cada uno conoce una parte diferente de mi. Cada uno aporta un aspecto distinto a lo que soy. Me quedo fija en el movimiento oscilante de la llama derritiendo esas velas. Termina siendo realmente hipnotizador. De repente, y como cada año (en plan dejavu) alguien hace descarrilar mi vagón de buenos recuerdos de mis vías sinápticas con esa frase que detesto: -¡Pide un deseo! Siempre me río de su poco ingenio, pero al segundo lo pienso, no vaya a ser que alguna vez se cumpla. Y vuelve siempre el mismo en este día: - que dejen de quemarme los recuerdos y no me consuman (como a estas velas) por conocer todos los momentos que ya no volverán.


Cierro los ojos y soplo. Ya no es 29 de abril, son todos los que quedan hasta el círculo rojo con mi nombre en sus calendarios.

martes, 20 de abril de 2010

Omitir, mentir, engañar, fingir... Que deformen la realidad no es justo para nadie.

Yo me preguntaba:

-¿cuánto se tarda en decir una verdad?

-¿cuánto dura una mentira?

-¿cuánto tardan unas cuantas palabras en borrar tu sonrisa?


Ella me/se respondió:

-Sólo se que para la segunda pregunta hay una única respuesta: no importa la duración, ¡es tiempo muerto! Pero al fin y al cabo todo lo contesta el tiempo...


Draxa se reafirma: -PUTO MUNDO TEATRO

Draxa grita: -¡LLENO DE BUENOS ACTORES!

Draxa me susurra: -Que eso no te haga perder lo bueno que aún te queda.
Las verdades sólo son para valientes. Especial dedicación a la cobardía.



lunes, 12 de abril de 2010

Interiorizando acordes y tablaturas

Sólo hay tablaturas para ciertos instrumentos, como sólo las hay para ciertas personas. Son relativamente fáciles de leer. Aún estamos aprendiendo, y facilitan el proceso. Aunque nos cansan las cosas simples, que nos invitan a las posiciones y colocaciones predefinidas para interpretar una pieza. Aún así nos gusta entretenernos, hasta llegar a victimizarnos, excusándonos en que no nos marcan las alturas ni las duraciones de los tonos. Las usamos como introducción a nuestros delirios paisajísticos, meros refugios de pasajes de temática innovadora. Sencillo y finito génesis musical.


Interiorizamos aprendizajes de manera autodidacta, memorizamos la maraña de rarezas, esperando cerca de la salida, descubierta hace tiempo, del laberinto en que elegimos adentrarnos libremente.




Escapamos, o creemos escapar, para perdenos. Buscando lo distinto, creyendo en un concepto de alquimia extrapolable a cualquier cosa. Sin caer en la cuenta de que las tablaturas sólo nos sirven para el instrumento para el que fueron concebidas. Porque nos gusta pensar que aún se puede crear o inventar algo nuevo tanto como nos agrada soñar que el aceite pueda diluirse en agua.

Por eso suele haber tres o más notas diferentes que suenan simultáneamente o en arpegio, como algunas noches, como algunos días enteros.
En determinados contextos, un acorde también puede ser percibido como tal aunque no suenen todas sus notas, deduciendo el epicentro de nuestros huracanes. En torbellinos de movimiento que se tragan las monotonías y exhalan el poco arte que aún guardamos en cuadernos de pentagramas dentro de baúles polvorientos. Son como la vida, con sus teorías difuminadas en ondas de pasos de espectros. Cachos de una historia a la que le cuesta quedarse sostenida, que deambula hasta chocarse con las paredes, que en trauma es silencio o un maltrecho affaire, que cuando es desafiante siempre avanza hasta resguardarse en otra.
También hay instantes de ratos de díadas, que en simultaneidad conjugan un estado perfecto. Las últimas que escuché decían que nacemos, vivimos y morimos en una progresión de acordes.




jueves, 8 de abril de 2010

Llena tus pulmones de aire limpio de vez en cuando // Grita fuerte cuando lo necesites

Paliamos la sed con líquidos. Nos lavamos las manos, aunque no toque, cuando las sentimos sucias. Si hace sol usamos gafas. Cuando llueve abrimos el paraguas. Para peinarnos buscamos espejos.

Acción más acción. Acción que conlleva contracción. Acción que espera reacción.


Reaccionamos ante las acciones. Reaccionamos ante las circuntancias. Normalmente, reaccionamos.


Aunque, hay un vacio que no es rellenable. No basta sólo la intención, no tiene cabida la acción, ni siquiera tienen nada que ver las circunstancias. Es como el culillo de una botella de Cocacola disipada. Como la última rebanada de pan Bimbo que se queda sin acompañante. Como la típica calada del porro que te pasan diciéndote: -¡mátalo!, y lo que terminas matando es a tus papilas gustativas, que te gritan que preferirían el sabor de un chicle de clorofila. Como pensar que estás siendo cumplido en vez de calificarte de hipócrita. Como la entrada inoportuna de tu madre mientras te tiras a alguien en su cama. Como los típicos regalitos indeseables de tus suegros y tu cara de -¡para esto haberos comprado otro paquete de tabaco!, con su correspondiente -¡gracias! (sin más comentarios). Como los -¡Buenos días! que le dedicas a tus vecinas del 4º mientras critican "tus pintas" en el rellano. ¡Me haría fregonas con sus cabezas para todas las escaleras del bloque y con sus lenguas una escobilla del váter! Como romper la foto de tu ex y pegarla con celo después. Como un etcétera infinito. Sentimientos, cumplidos, situaciones y palabras; inútiles. Todos inútiles.


Viviríamos mejor sin esos momentos en los que estamos alienados. Viviríamos mejor sin que todo eso nos creara más vacíos impropios.

A pesar de ello, soportando el vacio, sobrevivimos bien, a base de tragar mierda y escupir rabia.


*Normalmente,
reaccionamos.