jueves, 29 de octubre de 2009

escondidos detrás del telón

Detrás de este telón había una vida que me hizo descubrir que el mundo es un gran teatro. Yo, involuntariamente, formo parte de él, también vosotros.
























He visto las miradas del odio

y el culpable era el rencor.

He oído susurrar a las mentiras

y la culpable era la envidia.

He saboreado besos hipócritas

y el culpable era el despecho.

He olido las fragancias intolerantes

y la culpable era la apatía.

He tocado la piel del sufrimiento

y el culpable era el amor.



Todos somos actores. Aunque a veces ni tan siquiera somos los protagonistas de nuestra propia historia. Hay ocasiones en las que sólo tenemos un pequeño papel secundario. Otras, en las que llegamos a ser antagonistas de nosotros mismos. E incluso, están las situaciones en las que sólo formamos parte del decorado, cual si fuéramos cosas, objetos o materias palpables y contables. Vacíos de esencia, de sentidos, de estados, de sensaciones, de sentimientos... que sólo están pero no son.



Todos solemos tener una coraza, un escudo, una máscara... tenemos muchas pieles que capa sobre capa llegan a formar un carapazón duro como una roca que creemos que nos hace más fuertes y nos protege. ¿Ante qué? Pues de ese mundo teatro y otros actores con sus roles y sus mácaras.

Lo que escondemos debajo de tanta capa, que es igual que decir debajo de tanto miedo, es todo aquello que queremos cuidar y mantener intacto y a salvo, sin que se contamine de mentiras, de hipocresía, de orgullos, de victimismos, de falsedades, de trivialidades... Aquello que nos hace frágiles. Aquello que intentamos ocultarle al mundo para que nada ni nadie lo mate. Aquello que, en muy pocos momentos de la obra de la vida, arriesgamos mostrándolo a alguien. Quizá porque nos sentimos especiales, quizá porque éso es lo que nos hace especiales, quizá porque queremos hacerle especial. De cualquier forma, cuando lo arriesgamos y lo destrozan, la nueva máscara que creamos, para que salvaguarde ahora nuestro "yo aniquilado en proceso de cicatrización" (nuestra última piel desnuda), es cada vez más resistente, su material más denso, su erosión más difícil, su acceso al interior más complejo. La esencia de mi yo, más honda, más profunda, más especial. No quiero formar parte del reparto de este mundo teatro, pero tampoco cualquiera merece conocerme.